Barco por la igualdad de género: expedición de buceo en el Mar de Cortés

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Por Esmeralda Albañez Varela

Desde el día que recibí la convocatoria para participar en el Barco por la igualdad de género sentí muchos nervios, miedo e inseguridad de participar y ser seleccionada, pues sabía que más que ganar un viaje, me estaba enfrentando a una responsabilidad de elaborar y liderar un proyecto para apoyar a mujeres de mi comunidad. Pensé mucho en el tema de mi proyecto, pero finalmente decidí proponer la reactivación de artesanías y perlicultura con concha de abulón en mi comunidad.

Yo sentía en mi corazón que iba ser seleccionada y a su vez, me sentía nerviosa respecto a todo lo que me iba a enfrentar; no sabia si recibiría apoyo de mi comunidad para lograr sacar adelante este proyecto que había estado abandonado, pero que estaba segura que tenía mucho potencial. En cuanto me enteré que fui seccionada —voy a confesar— me entusiasmé más por iniciar con el proyecto que por el viaje… no tenía idea de lo que me esperaba en el barco Quino el Guardián.

Llegó el día: empezar a hacer realidad mi sueño de bucear en otros lugares diferentes a los que estaba acostumbrada. Empecé mi recorrido con mi compañera Elba desde Ensenada hasta Puerto Peñasco; llegamos al barco y empezó la historia en alta mar. Nos presentamos, acomodamos nuestros equipos y empecé a conocer a la tripulación y con ello me hicieron sentir cómoda y segura. La primera nueva amiga que conocí fue Georgina —ella fue nuestro ángel— nos ayudó mucho a comunicarnos en inglés y así conocer a las mujeres que viajaban en el barco. Conocí a Dora, una persona con un corazón enorme. Gracias a Dora pude platicarle a las compañeras sobre mi proyecto; les ha gustado tanto que ahora esperan adquirir artesanías elaboradas por las mujeres de isla Natividad.

Fuimos afortunadas ya que nos encontramos con el barco Roció del Mar, donde viajaban en ese momento integrantes de Women Divers Hall Of Fame. Pasamos una tarde juntas, acompañadas de un recibimiento muy cálido, comida deliciosa e intercambiamos experiencias y recordamos como iniciamos en el mundo del buceo. Fue tan gratificante conocer a cada una de las mujeres que viajaban en ambos barcos; todas con historias diferentes, en distintas partes del mundo y todas estábamos en este viaje con una sola finalidad: disfrutar de nuestros buceos.

Cada inmersión que tuve en este viaje viví una experiencia nueva. Descubrí que en ocho años buceando generé una rutina donde perdí el interés y el entusiasmo por disfrutar de mi alrededor, de explorar, de sentir la profundidad del mar y, en este viaje, tuve la oportunidad de bucear con una tortuga, conocí los caballitos de mar en su habitad, por primera vez nadé junto a un tiburón ballena, perdí el miedo a los lobos marinos —son tan amigables y curiosos—… fueron tantos sitios de buceo y aún recuerdo cada uno de ellos. Este viaje me hizo recordar mis primeros buceos, donde todo me llenaba de curiosidad y asombro; ahora valoro más lo que hago y lo que tengo, ahora pienso hacer más buceos recreativos para seguir disfrutando de mi mundo marino. Mi viaje terminó y regresé a casa muy feliz queriendo compartir con mi familia y amigos esta gran experiencia.

Regresé a Isla Natividad y me puse en contacto con un grupo de seis mujeres para elaborar artesanías con concha de abulón. Acondicioné un lugar en mi casa para trabajar con los materiales con los que ya contábamos y logramos iniciar nuestro trabajo. En ese momento no pudimos continuar con el proyecto por falta de inversión para equipo y capacitación; sin embargo, en febrero 2020 apliqué a una convocatoria en la modalidad de Talleres para la Transformación de Recursos Naturales que nos permitió adquirir dos maquinas para limpiar, cortar y pulir concha de abulón; actualmente estamos en espera de comprar más herramientas, de tomar un curso de capacitación y continuar con el proyecto en 2021. Espero seguir contando con apoyo y obtener más recursos para lograr el propósito que tiene este proyecto de artesanías: dar empleo a las mujeres de isla Natividad.

Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este viaje: a COBI porque nos abren puertas y nos hacen ver todo el potencial que tenemos para desempeñarnos en nuestras comunidades, a la cooperativa Buzos y Pescadores de la Baja California por su apoyo y confianza, a Dora por el recibimiento que tuvimos en su barco, por las atenciones de todos los tripulantes; a mi familia, en especial a mi esposo Sergio que me apoya en todo, su confianza me da seguridad para lograr lo que me propongo, y a Elba, mi compañera de viaje, por los buenos momentos que tuvimos en el barco, por ser mi fotógrafa: muchas gracias.

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